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Sulfato de amonio: cómo utilizarlo en agricultura

El sulfato de amonio lleva presente muchísimos años en la agricultura tradicional y moderna. Ha sido uno de los fertilizantes nitrogenados más cómodos y prácticos de utilizar, aunque lentamente está siendo sustituido por el nitrato amónico.

A los agricultores tradicionales les gustaba aplicarlo debido a que el nitrógeno está en una forma que permanece más tiempo en el suelo, sin peligro de lixiviaciones (pero sí por volatilizaciones). Además, para suelos calizos era apropiado aportar algo de azufre, que a las plantas les venía muy bien para rangos de pH por encima de 8.

En este artículo hemos querido comentar todo acerca del conocido sulfato de amonio o, como también se conoce, sulfato amónico. Sus principales características, comportamiento químico y la dosis y manera correcta de aplicación.

¿Qué es el sulfato de amonio?

El sulfato de amonio o sulfato amónico es una sal utilizada como fertilizante. Se produce mediante la unión de un anión (carga negativa) como es el azufre, y el catión (carga positiva) amonio.

Ha sido históricamente muy utilizado en suelos de pH alcalino y alta presencia de calizas, donde frecuentemente pueden aparecer clorosis relacionadas con la carencia de azufre.

Es por eso que se buscaba una forma efectiva de aplicar nitrógeno (las plantas lo necesitan en cantidades altas) y a su vez corregir el pH del suelo y mejorar el comportamiento de la planta.

Además, el sulfato amónico ha sido una solución bastante económica desde siempre, con una cantidad de nitrógeno nada desdeñable (21% p/p) y la misma o incluso bastante mayor de azufre.

Obtención

Para la obtención del sulfato de amonio se utilizan varios procedimientos. De hecho, puede llegar a ser un subproducto en la fabricación del nylon.

La principal reacción química para su fabricación se realiza de la siguiente manera:

2NH3 + H2SO4 → (NH4)2SO4

La reacción es mezclar el amoniaco en estado gaseoso con ácido sulfúrico para obtener la sal soluble.

Existen otras formas de obtención, como la de utilizar el sulfato cálcico junto con el bicarbonato de amonio para obtener carbonato cálcico y precipitarlo. La parte restante es el sulfato de amonio.

Fórmula química

La fórmula química del sulfato de amonio es la mezcla de azufre y nitrógeno, tal y como hemos comentado. Queda químicamente así:

(NH4)2SO4

El aspecto es blanco, formado por cristales. Su presentación para la agricultura puede hacerse mediante gránulos solubles o de lenta solubilización o bien machacado en forma de polvo, más optimizado para su aplicación en tanques de fertirrigación.

Solubilidad del sulfato amónico

La solubilidad del sulfato amónico es bastante buena si la comparamos con muchos otros fertilizantes que no pueden concentrarse tanto.

Aunque difiere con la temperatura (mayor temperatura, mayor solubilidad), se considera que a 20 ºC tiene se puede mezclar  74,4 g/100 ml, o 744 kg por 1000 litros de agua.

A medida que se suba la temperatura, la cantidad de fertilizante que se puede añadir es mayor, pudiendo, a 100 ºC, introducir 103,8 kg/1000 litros de agua.

Incompatibilidades químicas

El sulfato de amonio, precisamente por estar formulado en base a azufre (sulfato) ofrece muchas incompatibilidades. Su aplicación foliar no está recomendada salvo casos específicos, ya que en general mezcla mal con bioestimulantes, insecticidas y fungicidas.

A nivel de fertirrigación, tiene las siguientes incompatibilidades:

Tampoco se recomienda la mezcla a largo plazo entre sulfato amónico y urea, ya que va formando precipitados con el tiempo.

En general, el azufre es incompatible con cualquier solución de calcio (por formar sulfato de calcio y precipitar por su baja solubilidad). La mezcla con otras formas de sulfato (por ejemplo, sulfato de potasio) debe realizarse en pequeñas concentraciones, ya que su solubilidad disminuye proporcionalmente.

Precio 

Aunque los precios varían a corto plazo debido a la variación de las materias primas, el precio del sulfato de amonio está comprendido entre 0,2 y 0,22 €/kg para sacos de 25 kg. O lo que es lo mismo, entre 200 y 220 €/t

Cómo aplicar sulfato de amonio

Para comentar abiertamente la forma de utilizar el sulfato de amonio, hay que desterrar algunos mitos infundados.

De siempre se ha comentado que este fertilizante o cualquiera en base a amonio (NH4+) es de liberación lenta, teniendo que pasar antes a un estado de nitrógeno en forma de nitrato para ser absorbido por las plantas.

Hace años ya que las investigaciones han descartado esta teoría fisiológica, y se ha admitido que la forma amoniacal es perfectamente absorbible por las raíces de las plantas.

De hecho, por su estructura química y comportamiento, su asimilación es rápida y efectiva, con bajo gasto energético (ATP). En suelos con buena temperatura, la liberación y transformación del nitrógeno en primavera y verano puede producirse en menos de 3 días. Cosa que no ocurre igual en invierno.

Sin embargo el problema radica en que la transformación de la forma amoniacal (NH4+) a nitrato (NO3-) tiene que hacerse por acción de la microbiología (principalmente nitrosomonas y nitrobacter) y no siempre se produce de manera eficiente. La acumulación de amonio en el suelo (por bajas temperaturas) produce una gran volatilización de amoniaco (NH3+) al ambiente.

De hecho, en algunas zonas donde se incorpora grandes cantidades de materia orgánica, dicha volatilización puede llegar a ser el 70% (Misselbrook et al., 2005). Esto es muy negativo para la agricultura (pérdida de la efectividad del nitrógeno) y para el medio ambiente,  ya que la emisión de amoniaco puede ser considerada precursora de la emisión de gases de efecto invernadero.

Las recomendaciones técnicas aconsejan no utilizar más del 20% del total de la forma amonical frente al 80% en forma nítrica, aunque varía dependiendo del tipo de cultivo. 

Volviendo al tema. Entonces, ¿cómo aplicar sulfato de amonio?

La riqueza habitual de este fertilizante es 21% de nitrógeno (amoniacal) y 60% azufre.

La dosis a utilizar depende del cultivo y sus necesidades en nitrógeno, aunque habitualmente se puede aportar 1-1,5 kg/1000 m2 para cultivos hortícolas y riego.

Para un cálculo de 10 kg/ha, aportaríamos 3,15 UFN y aproximadamente 2,52 meq/L NH4+, con una conductividad del abono de 0,32 mS/cm.

En suelos donde la transformación de fases de nitrógeno es rápida, se podría realizar un aporte del 40% del total de nitrógeno en forma amoniacal y 60% restante en nítrica, aunque para eso, la forma de nitrato amónico (N 34,5%) llega a ser más efectiva y económica.

Para cualquier cultivo hortícola (tomate, pimiento, melón, sandía, pepino, etc.) una solución genérica de aplicación de fertilizantes, por riego, sería la siguiente:

  • Nitrato cálcico: 20 kg/ha
  • Ácido fosfórico: 5 kg/ha (3,1 litros)
  • Nitrato potásico: 20 kg/ha
  • Sulfato de magnesio: 5 kg/ha

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