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Flamboyán: el árbol más colorido del mundo

La familia de las fabáceas (Fabaceae) agrupa ingente número de plantas y árboles coloridos, como es el caso de Flamboyán. Este árbol exótico es propio de selvas secas caducifolias y ofrece una espectacular floración con un rojo intenso que embriaga cualquier jardín. Como está formado por varias subespecies, se pueden combinar para mostrar distintos colores vivos, como el naranja, el rosado o el rojo, el más común.

En este artículo te queremos mostrar las principales características del flamboyán, un árbol de regiones cálidas muy rústico y fácil de cuidar, y distribuido por una gran cantidad de países heterogéneos, como Madagascar, EEUU, México, Brasil, India, España y un largo etcétera.

Lo interesante de esta especie es que, además de sus características ornamentales, también es usado, dependiendo del país donde se encuentre, para otros aprovechamientos. Destaca su gran cantidad de flavonoides y quercetina en la corteza, por lo que es utilizado en varios países para obtener efectos antioxidantes y antiinflamatorios, como en México. Es por ello que hemos querido clasificarlo dentro de las plantas o árboles medicinales.

Curiosamente, en la zona donde le ha dado vida y es su origen, Madagascar, actualmente está en peligro de extinción. Aunque actualmente está clasificado como especie vulnerable, prácticamente está fuera de peligro por la gran cantidad de países donde crece y se desarrolla.

Flamboyán cultivado en Mali (África). De Robin Taylor de Bamako, Mali – Flickr, CC BY 2.0

Características del árbol flamboyán

Habitualmente es conocido como flamboyán de Madagascar, pero científicamente se conoce como Delonix regia. Pertenece a la familia de las fabáceas, que agrupa especies muy distintas como este árbol o, por ejemplo, la soja o habas.

Es considerado un árbol de grandes dimensiones, cuyo tamaño habitual en fase adulta supera los 8 metros, con algunas especies gigantes que pueden tener más de 12 metros. Posee un follaje denso y característico, con una disposición de hojas muy habitual en muchas plantas de la familia Fabaceae. Estas hojas están compuestas por entre 20 y 40 foliolos, por lo que se trata de hojas compuestas.

Éstas hojas son muy parecidas a las de la planta Mimosa pudica, otra fabácea, conocida como la planta vergonzosa porque se mueve al tocarla con los dedos.

Taxonomía

  • Orden: Fabales
  • Familia: Fabaceae
  • Género: Delonix
  • Especie: Delonix regia

Nombres comunes: framboyán de Madagascar, chivato (Argentina), clavellino de Madagascar, malinche de Madagascar, árbol de fuego, tabachín, malinche.

Floración

El flamboyán florece de mayo a septiembre, siendo todo un espectáculo para la vista. Cada flor está compuesta por 5 pétalos, con un color que varía dependiendo de la subespecie pero caracterizado por tonos anaranjados o rojizo. Una curiosidad que ofrece estas flores es que uno de los pétalos suele ser más grande que el resto, presentando marcas de color blanco y amarillo.

Hojas y floración de flamboyán. Fotografías: Prateek Karandikar y Berthold Werner

Condiciones de cultivo

El flamboyán es un árbol muy adaptado a entornos secos y paisajes desérticos. Por eso es habitual verlo crecer en islas como Madeira, Islas Canarias, Australia y zonas del Caribe. Con esto ya vamos intuyendo que esta especie necesita calor y alejarse de entornos fríos, especialmente en la época de floración.

Ubicación y climatología

Árbol de crecimiento fácil en zonas templadas, temperaturas estables y entornos secos. Se desarrolla muy bien en la vertiente mediterránea, especialmente cercano a la costa. Hay que evitar zonas frías, sobretodo cuando se inicia el periodo de floración, una de las partes más sensibles del flamboyán y lo que caracteriza a esta especie a nivel ornamental.

El flamboyán es muy sensible al frío. Se cultiva en zonas secas y ambientes tropicales con temperaturas constantes. No es recomendable cultivarlo en zonas frías con largos días por debajo de 5 ºC positivos.

Tipo de suelo

El flamboyán prefiere suelos sueltos, secos y con buen drenaje, propio de una textura arenosa. Puede crecer en zonas de suelo limoso, ricos en materia orgánica, entornos pedregosos y pH alto, fruto de entornos con gran contenido en calizas.

En definitiva, es bastante tolerante a todo tipo de suelos, aunque tenemos que evitar aquellos muy arcillosos, especialmente si vivimos en una zona con altas pluviometrías, pues el mal drenaje afectará al desarrollo de sus raíces.

Riego y abonado

Características del riego

Los primeros años de vida tenemos que establecer una plan organizado de riegos, asegurando que se adapte al entorno perfectamente. No es muy exigente en agua, aportándose en primavera y verano 2 o 3 riegos por semana, sin excesiva cantidad de agua.

En época adulta, el riego se puede reducir, ya que el flamboyán es bastante tolerante a la sequía. Para garantizar una correcta brotación y floración en primavera, se suele iniciar la campaña con un mínimo de 1 riego por semana, no aportándose nada en invierno, especialmente si hay pluviometría media.

Abonado y aporte de nutrientes

Durante los primeros años de vida, suele aportarse fertilizantes granulados o líquidos a partir de inicio de primavera, coincidiendo con la brotación. Con ello se consigue aumentar la resistencia del árbol y lograr que gane altura mucho más rápido.

En época adulta, no es necesario si no se quiere abonarlo, pero sí recomendamos, si lo tenemos cultivado en el jardín, aportar un abono granulado o humus, al menos 1 o 2 veces por año, alrededor del tronco para mantener los niveles de nutrientes en el suelo.

La diferencia entre aportar o no nutrientes con un ejemplar adulto es considerable, especialmente a nivel de follaje (densidad y sombra) y producción de flores.

Poda

La poda habitualmente realizada al flamboyán pasa por ir eliminando las ramas inferiores, de forma que el árbol se quede con un porte alto, con un tronco pronunciado y libre de ramas en los primeros metros.

Por ello, muchas veces es aprovechado por su sombra, para descansar, debido a que en algunos países donde crece se alcanzan temperaturas extremas en la época estival.  Sus hojas ofrecen una buena cobertura vegetal.

Debido a que la madera es bastante quebradiza, hay que estar atentos en situaciones de viento, pues pueden partirse o agrietarse. Eliminaremos cualquier rama torcida o que se haya afectado por estos daños.

Cultivo en maceta y bonsái

Durante los primeros años de vida es posible cultivarlo en macetas. Para ello, lo más importante es seleccionar una buena mezcla de sustrato, buscando que no retenga mucho la humedad como sucede con la turba o el humus.

Controlar muy bien los riegos, con una frecuencia semanal de máximo 2 riegos en verano, con cantidades no muy elevadas de agua (una décima parte del volumen de la maceta, aproximádamente).

El flamboyán también se adapta a la cultura del bonsái. Es importante tener en consideración que su madera es bastante quebradiza, por lo que los cambios de dirección de las ramas se deben hacer cuando no estén excesivamente lignificadas, para evitar que se rompan.

Propiedades medicinales del flamboyán

Tanto en la corteza como en otras partes del flamboyán se han encontrado compuestos antioxidantes muy interesantes para la medicina moderna. Hablamos de flavonoides y quercetinas como las siguientes:

  •  Camferol
  • 3-0-beta-genobiósido
  • 3-0-beta-glucósido de cianidina

Estos elementos también están presentes en la semilla, que también tiene aprovechamiento medicinal. En la corteza se encuentran otros compuestos muy utilizados en países como México, como triterpeno, lupeol y beta-sitosterol.

Por su potencial antiinflamatorio, es utilizada en medicina tradicional para aliviar el dolor de articulaciones y reducir reuma o artritis.

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